A esperar...

- Si la vida fuera fácil, los actores no tendrían esas maravillosas novelas para interpretar… - Murmuro apoyada en su mano, mirando hacia la puerta.

Hoy parecía un día lento y aburrido. Quizás en la cocina estaban más entretenidos que ella, sola, en recepción. No había manera que se levantara de la silla y abandonara su puesto de trabajo, se debía a varias cosas. Primero, ese era su trabajo, esperar a las personas y atenderles con una enorme sonrisa y dulces palabras. Segundo, entrar a la cocina está prohibido, por ella misma, y la razón era clara, ella en una cocina solo significarían daños físicos y a la moral.

Hoy sus ropas consistían en un gran vestido negro y blanco, con varios detalles azul como su cabello, pero de que servía ropa tan linda si ni siquiera entraban muchos clientes para verla. Se sentía igual que un infante en clases. Aburrido, con algo de sueño y sin anda que hacer más que mirar hacia la puerta esperando que algo pasara.

Suspiro pesadamente – Mio Dio, ¿Acaso nadie quiere un rico pastel? – Pregunto en susurro sin despegar la aburrida mirada del la puerta. Ansiaba que la campanilla sonara anunciando la llegada de algún cliente - Salvami da questo – Dejo escapar suspirando una vez más.

Era como un martirio para alguien con sus energías, debía tener una placida conversación o como mínimo saludando a los clientes; pero no, ahí estaba, casi fundiéndose con la silla. Gruño irritada y se levanto, dio una par de vueltas por el vestíbulo con la esperanza de que le quitara un poco de ocio, como mínimo que la cansara un poco, para que la espera en esa silla sea algo más grato.

- Per favore, Ciò non dovrebbe accadere. Es la cafetería más maravillosa en todo Venecia; ¿Por qué no ha venido nadie? – Reprochaba cerrando los puños y mirando hacia la puerta nuevamente. Comenzaba a irritarse de verdad. Le parecía inaudito que la clientela no sobrepasara los límites permitidos, deberían estar colapsando con la clientela. Entonces miro la hora… Todavía faltaba para el desayuno de muchos italianos – maledizione… - Susurro mientras volvía a sentarse.

Unos rayos de luz entraban desde su ventana golpeando en la cara de este, cosa que causo que se despertara - agh...Sole... - dijo el ojiazul pasando su brazo por la cara cuando se levanto de golpe saltando al baño -¡mio Dio! es tarde!- dijo lavandose rápido. El muy olvidadiso había olvidado su primer día de trabajo. Corrió hacia la cocina abriendo el congelador observándolo detenidamente para cerrarlo con fuerza, ya que no encontraría nada en el nada más que jugos y restos de comida de hace ya algunos dias. - Debo deshacerme esto..- dijo quedándose pasmado observando el electrodoméstico cerrado y ruidoso.
Se dio unas vueltas por su departamento buscando su billetera hasta por fin encontrarla, pues ahí ya nada le detenía.

Salío rápidamente de su departamento apenas bien vestido andando en marcha hacia su trabajo -Dannazione ... che non può accadere!- maldecía por lo bajo sin dejar de correr mientras tomaba un jugo de naranja que había encontrado en su congelador después de todo no había desayunado y se encontraba de mal animo gracias a ello.

llego rápidamente a su objetivo sin dejar de detenerse aumento la velocidad y finalmente chocó contra la puerta haciendo que esta se abriera de golpe cayendo el directo al piso haciendo sonar la campana tras el. -A-auch...-dijo levantándose rápidamente para dirigir su mirada hacia la recepcionista.

Al menos había llegado a tiempo. -buongiorno, signorina- dijo el italiano sonriendo mientras se frotaba el brazo que se torcido en la caída. Inspeccionó detenidamente el lugar nuevamente con cierto brillo en sus ojos. Después de todo le en cantaba su nuevo empleo.