Lamoretti Cafe~

Han pasado muchos años desde sus inicios, desde que solo era una simple idea hasta volverse algo tangible.

¿Cuántas veces le trataron de iluso? Demasiadas como para ser contadas. Ciertamente, crear de la nada tal maravilla era algo que poco creerían posible.

Comencemos hablando por la decoración. Un pedazo de Londres, es la descripción correcta para este lugar. De alguna manera este hombre se la ingenio para que este lugar tuviera ese olor a Londres, único y solo reconocible por aquellos ingleses que añoran volver a su hogar. Sus paredes, techo e incluso umbrales, cada rincón trae de vuelta al viejo Londres, sorprendiendo a la clientela con rock clásico entre otras pistas de fondo. Quizás los más llamativo de la decoración son la cantidad de instrumentos musicales, cuadros de áreas específicas de Inglaterra y una fotografía de algún rincón perdido del mismo Londres. ¿Te recuerda a tu hogar? Sinceramente, esperamos que sí. Esa es nuestro objetivo. Hacer sentir a nuestros clientes como en su hogar con ese particular trato que solo nosotros podemos ofrecer.

Los grandes ventanales ofrecen una vista maravillosa y nuestros siempre dispuestos camareros están siempre dispuestos a servir con orgullo a nuestros valiosos clientes. Pero como todo lugar, siempre hay una historia detrás.

Si hubo un primer dueño, hombre altivo y pomposo. Lleno de aire ingles. Vino a Italia para poder dar una vida mejor a su primogénito y a su mujer pero encontró mucho más. Poco a poco comenzó a construir este lugar, trajo cuanto pudo de Londres para que la decoración fuera perfecta. Invirtió mucho tiempo y dinero, descuido a su familia en su intento de darles algo mejor. Al tiempo de abrir, comenzó a sentirse irritado gracias a la competencia que tenia; dos cafeterías hacían par a la suya y eso es algo que no debía pasar.

Una invitación de cierta Trattoria podría haber sido la solución.

Lo que debió llevarlo aceptar tal barbaridad debió ser la mirada idiota de ese joven. Porque los otros dos no le agradaron ni un poquito. El alemán era petulante y el italiano… bueno era italiano, no se puede esperar mucho de esos tipos. Aun así, sin importar cuánto se gritaron esa primera noche, cuando odio había nacido entre ellos tres, regreso una par de veces a la Trattoria acompañado de su bella amante, porque algo tenía que aceptar. Comida como la de ese lugar no encontraría en cualquier parte.

Algo que no se esperaba era encontrarlo muerto a la mitad de la calle. Larga había sido su agonía y su asesina se había dado a la fuga. La bella amante le había mentido, robado y asesinado.

Su mujer, al enterarse, no derramo lagrima alguna por una basura como esa. Hermosa como ella sola, encontró a ese hombre que la haría feliz el resto de sus días. Un excéntrico millonario se había enamorado de ella, así como ella de él. De ellos dos no se volvió a saber, según se dijo partieron a América en busca de oportunidades diferentes para así comenzar una nueva vida solo para los dos.

En cuanto a Kurt, el primogénito. Joven apuesto con grandes cualidades. Se espera mucho de él y sus habilidades, pero es cosa de tiempo, ¿No? Lo importante es que continúa con las tradiciones como el único dueño de Lamoretti Cafe.